Existen diferentes enfermedades, tanto cardiovasculares como no cardiovasculares, que interactúan y ocasionan insuficiencia cardiaca. Su identificación forma parte del diagnóstico, ya que dependiendo de las causas se determinará un tratamiento u otro. En cualquier caso, no existe una única causa de IC. Son numerosas las patologías coronarias, afecciones de otro tipo o incluso agentes externos tóxicos que pueden afectar de forma negativa al corazón.
Una de las causas más comunes de insuficiencia cardiaca es la enfermedad de las arterias coronarias, que son las encargadas de transportar la sangre al corazón. Se trata de una afección en la que estos vasos sanguíneos se obstruyen debido a la acumulación de placas de grasa en sus paredes, por lo que la sangre no puede circular por ellas con normalidad. En los casos más graves, este bloqueo puede provocar que el paciente sufra una angina de pecho o un infarto de miocardio, algo que podría acabar derivando en una IC.
Los objetivos del tratamiento de la insuficiencia cardiaca (IC) son mejorar el estado clínico, la capacidad funcional y la calidad de vida de los pacientes, prevenir las hospitalizaciones y reducir la mortalidad.
El tratamiento incluye una serie de recomendaciones generales, tratamiento farmacológico y tratamiento no farmacológico.
El paciente debe adoptar unos hábitos de vida más saludables, con el fin de controlar la insuficiencia cardiaca y prevenir su avance. Por tanto, deberá cuidar la alimentación, manteniendo una dieta baja en sal y grasas saturadas y reduciendo bebidas como el alcohol.
Si sufre sobrepeso, debe adelgazar y controlar su peso a diario y la ingesta de líquidos, así como disminuir el colesterol si tiene niveles altos. Es importante también abandonar los malos hábitos, como el tabaquismo. Se recomienda además realizar ejercicio de forma moderada y regular, ya que mejora el funcionamiento del corazón. Caminar, montar en bicicleta o nadar son actividades compatibles con la insuficiencia cardiaca y es fundamental descansar lo suficiente.
El médico le recomendará al paciente que se mida la tensión arterial de forma regular, así como la frecuencia cardiaca –el pulso–. De esta forma, la persona con insuficiencia cardiaca será más consciente del problema que tiene y tendrá un mayor control sobre él. Sin embargo, si en algún momento la medición de estos niveles le supone mayor ansiedad, es mejor no realizarlo con tanta frecuencia.
Existen tratamientos eficaces para retrasar la progresión de la insuficiencia cardiaca, mejorar la calidad de vida, la capacidad de esfuerzo y prolongar la supervivencia.
- Los diuréticos mejoran los síntomas congestivos y rebajan la hinchazón o la congestión pulmonar
- Los fármacos vasodilatadores reducen la carga con la que debe trabajar el corazón, aumentan su rendimiento y rebajan la tensión arterial. Estos últimos son imprescindibles si la función del corazón está disminuida.
- Los betabloqueantes disminuyen las pulsaciones y mejoran el pronóstico vital (son imprescindibles si la función del corazón está disminuida)
- La digoxina está indicada en pacientes con fibrilación auricular
- Los inhibidores de la aldosterona, también son necesarios, ya que mejoran la supervivencia en los pacientes con función del corazón disminuida y síntomas a pesar del tratamiento con betabloqueantes
- El sacubitril/valsartan se puede indicar en aquellos pacientes con insuficiencia cardiaca sintomática con fracción de eyección reducida con tratamiento óptimo previo.
- La ivabradina es un fármaco que reduce exclusivamente la frecuencia cardiaca y puede ser beneficioso en algunos tipos de insuficiencia cardiaca
- En otros casos es necesario implantar dispositivos a los pacientes que, a pesar de tener un tratamiento correcto (pérdida de peso, dieta adecuada, etc.), continúan con síntomas, tienen unas alteraciones en el ECG determinadas y una función del corazón disminuida (<35%). Estos dispositivos en los pacientes con una esperanza de vida adecuada pueden mejorar los síntomas (TRC) o disminuir la probabilidad de morirse de repente (DAI)
- Si el paciente no mejora con todos los tratamientos previos, se podría plantear (según la edad y la presencia de otras enfermedades o complicaciones) el trasplante cardiaco
En todo caso, el enfoque inicial de cualquier tratamiento para la insuficiencia cardiaca siempre debe controlar la hipertensión o la diabetes y recuperar el caudal de riego sanguíneo.
(Insuficiencia cardiaca - Fundación Española del Corazón (fundaciondelcorazon.com)